Domingo 22 de Diciembre de 2024, 14:49 hs.
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El veterano de guerra y periodista de Ushuaia, enumeró y describió la variedad de torturas y vejámenes que sufrieron los pibes de Malvinas, de manos de sus propios oficiales y suboficiales. Su relato, estremecedor, da paso a la esperanza en lograr Justicia.
l periodista y veterano de guerra, Daniel Guzmán, protagonista del conflicto bélico de 1982 en las islas y director del portal Agenda Malvinas, reveló escalofriantes pormenores de las torturas y vejámenes que sufrieron soldados argentinos, violaciones a los derechos humanos, por parte de sus propios oficiales o suboficiales de las fuerzas armadas durante la guerra, y que derivaron en una causa judicial en curso en el Juzgado Federal de la ciudad de Río Grande.
Primeramente, Guzmán intentó describir específicamente cada una de las distintas aberraciones que los militares ejercieron contra su propia tropa: “torturas, vejaciones, discriminación por entidad, por apellido. Hundimientos en el agua, conocidos como submarino, o estaqueamiento de manos y pies, una conducta de la época de la frontera, el cepo criollo, atarte las manos y los pies en las estacas de las carpas y dejarte en el medio de la turba, sobre todo en situaciones de combate o de bombardeo”, enumeró cómo parte del horror sufrido.
Otro, de una psicópata morbosidad, era el de “poner los pies de los soldados en aguas muy frías y tener a alguien custodiando por largo plazo, lo que ha significado congelamiento de pie y pérdidas de miembros, de los dedos”.
El soldado veterano de Malvinas dio cuenta que en su mayoría se trató de castigos de los jerarcas sobre soldados que básicamente intentaban combatir el hambre al estaban siendo sometidos: “los soldados estábamos con hambre y no llegaban los alimentos. Algunos soldados se iban a otras posiciones donde estaban las cocinas o mataban ovejas. El castigo era esto”. Claro que señaló la distinción entre “los soldados que estábamos de manera permanente en la exposición, a diferencia de los oficiales y suboficiales que todas las tardes noches se iban al pueblo, comían y volvían engominados, bañados y afeitados”.
Definió lo que consideró un plan sistemático, toda vez que continuó después de la guerra con el proceso de ocultamiento de los soldados “y hacernos firmar declaraciones juradas para no hablar, ni decir, ni manifestar las cosas que hemos visto o vivido en la guerra. Un plan sistemático de ocultamiento”.
En ese aspecto, lo que los oficiales querían ocultar era principalmente el estado en el que habían regresado los sobrevivientes: “volvimos con muchísimo peso de menos, por lo cual nos dejaron encerrados en los cuarteles en un proceso de engorde, para decirlo así, estilo feed lot”. Recordó cuando, regresando en su caso a Puerto Madryn en calidad de prisionero en el barco inglés Norland, “empezamos a sentir dolores y picazones de setenta y pico días sin bañarnos”, y observando sus cuerpos repletos de moretones y escuálidos. “En ese proceso nos llevan a las unidades y no nos querían soltar en esas condiciones”.
Daniel Guzmán junto a sus compañeros fueron llevados a Comodoro Rivadavia y luego a la Unidad de Combate en Sarmiento, Chubut. “Un mes después, nos dejaron salir de a poco”.
Increíblemente, el periodista ushuaiense refirió que su salida de la guerra lo fue con 40 días de arresto y 15 de calabozo “porque venía un capitán del ejército argentino que decía que estábamos desaliñados, entonces venía con un edecán y nos ponía días de arresto”.
Búsqueda de Justicia
El director de Agenda Malvinas identificó el año 2005, con la aparición de la película Iluminados por el Fuego, como el momento de la apertura de un debate tan profundo sobre estas aberraciones que relata.
El libro en el que se basa el film es Edgardo Esteban, ex combatiente y director del Museo Malvinas. La dirección es de Tristán Bauer, actual ministro de Cultura de la Nación. “A partir de eso, los soldados de Corrientes, del Chaco, se animan a verbalizar y a denunciar. Por eso en el año 2007 se vienen a Tierra del Fuego y hacen la primera denuncia” en el Juzgado Federal que hoy encabeza la Dra. Mariel Borruto.
Un capítulo especial dedicó Guzmán al hábito de la mayoría de oficiales y suboficiales de torturar, física y psicológicamente, a soldados con apellido de origen judío, tanto en la conscripción como en la guerra: “nunca había tenido la percepción y el odio racial. En el servicio militar en Sarmiento, Chubut, en el año 81, me acuerdo, dos soldados, uno Rosandosky y el soldado médico Rubén Brodsky, del destrato permanente por tener apellido judío. Desde asesinos de Cristo a toda la barbaridad y grosería que le decían”.
Rememoró que a Rosandowski, por ser judío, “lo ponían rodillas en tierra y toda la compañía tenía que ir a pegarle un cachetazo en la nuca, girando y corriendo. Y a los que no le pegábamos con la intensidad que los oficiales o suboficiales querían, nos sacaban salto de rana, cuerpo a tierra y nos tenían así largo rato”.
A Rubén Brodski en específico, un médico de acción destacada después de la guerra, “no lo querían ni cerca, le decían ‘fuera, fuera, fuera, judío’ y cualquier improperio. En la colimba y en la guerra, lo mismo”.
Si bien reconoció no haber sido él personalmente testigo presencial de los hechos denunciados en las islas, “doy fe que muchos compañeros que estaban patrullando eran testigos de los estaqueamientos que estaban sucediendo. Trompadas, patadas, simulacros de fusilamiento” reveló también.
No todo está perdido
Daniel Guzmán dio paso, después del relato de tan macabras circunstancias, a establecer lo que él como veterano espera de la Justicia sobre los responsables denunciados, más allá de su propia e inclaudicable lucha personal, al igual que la de muchos de sus compañeros.
“Hay cientos de estos que están denunciados en la CONADEP” informó sobre quienes ejercían estas deleznables conductas. “Estos canallas se esconden detrás de la sangre limpia de los compañeros. Manchar la gesta es esto, hay que terminar después de 41 años” refirió luego.
Por eso, con claridad expuso su intención y su esperanza de “limpiar la gesta” maquillada durante cada 2 de Abril con la exacerbación de un patriotismo cuanto menos equívoco y cuanto más, manipulado. “Porque existió un espacio histórico temporal que es una gesta que se lleva adelante contra los británicos. Pero que no puede ocultar a estos torturadores. La gesta tiene que pervivir sacándose de encima todo esto”.
“Si pensamos que la cuestión de las torturas, las vejaciones de Malvinas, son una cuestión de los veteranos, es como pensar que los delitos de lesa humanidad son cuestión solamente de las Madres, y no es así” comparó Daniel Guzmán.
“Doy fe con orgullo de los actos valerosos de mis compañeros, de las acciones que llevaron adelante, en las situaciones que murieron mis compañeros, doy fe de eso. Pero eso no puede quedar manchado por estos otros desgraciados, canallas, que se ocultan detrás de eso” precisamente para no ser juzgados y alcanzados por el brazo de la Justicia.
El veterano fueguino quiso concluir su intervención aportando un caso cercano, que refleja, en definitiva, que no todo está perdido en la búsqueda de la verdad y la Justicia: “En el BIM 5 hay un oficial que testimonia a favor de los soldados, y como la fuerza no lo acompaña, pide la renuncia y aun así se presenta a la justicia a defender a esos soldados que habían sido torturados”.
FUENTE: edfm