El titular de la Oficina de Contrataciones y Finanzas dio a conocer las cifras de la pandemia en materia de demanda alimentaria, que pasaron de 10 mil a 20 mil módulos, que se entregan en forma quincenal, con un gasto mensual de 80 millones de pesos. Abarca los beneficiarios de Desarrollo Humano y los alumnos que concurrian a comedores escolares y recibian copa de leche, a quienes se comenzaron a entregar módulos en sus domicilios. Un porcentaje importante responde a la demanda espontanea de familias que comenzaron a requerir asistencia por la falta de ingresos.
El titular de la oficina provincial de Contrataciones y Finanzas de la provincia, Contador Federico Zapata García, dialogó con Radio Universidad 93.5 sobre la demanda de alimentos en la provincia, que se duplicó con la pandemia. Explicó que desde el área a su cargo abarcan “todo el gasto en alimentación, comedores escolares, copa de leche y los módulos de Desarrollo Humano. Nos encontramos con mucha gente predispuesta a trabajar y fue una grata sorpresa. Cuando empezamos la gestión se venían entregando módulos alimentarios hasta noviembre y lo manejaban desde el Ministerio de Desarrollo Social, pero los módulos eran distintos en cuanto a la composición de los alimentos, porque contenían básicamente productos no perecederos. Nosotros planteamos nutricionalmente otro módulo alimentario y se empezaron a entregar a los 10 mil ciudadanos empadronados en el Ministerio. Aproximadamente eran 6 mil en Río Grande, 500 en Tolhuin y 3.500 en Ushuaia. También teníamos comedores escolares y copa de leche y este gasto era más o menos de 15 millones de pesos, con una entrega mensual. Todo esto fue antes de la pandemia”, dijo.
“Tenemos una nutricionista en nuestra área, para ver qué conviene entregar a la gente, y esto nos permite ser parte del programa de Alimentación Saludable a nivel nacional. De copa de leche, almuerzos y racionamiento para los chicos que asisten a los comedores escolares, que corresponden al Ministerio de Educación, durante enero y febrero se entregaba un módulo alimentario para 3 mil chicos en toda la provincia, distribuidos equitativamente entre Río Grande y Ushuaia, y en porcentaje menor para Tolhuin. Este módulo tenía un refuerzo nutricional con carne y pollo, frutas y verduras”, señaló.
“En marzo, con el inicio de clases, iniciaron los comedores escolares y se entregaba el almuerzo a unos 10 mil chicos de la provincia, y la copa de leche a 25 mil chicos. Cuando vino la pandemia, reformulamos el módulo alimentario para los chicos que asisten a comedores, más la gente empadronada en Desarrollo Humano, más la demanda espontánea que se fue presentando, y unificamos todo. Hicimos un módulo más completo, con un bolsón de frutas, un bolsón de verduras, una pieza de carne, un pollo, un pan saludable y alimentos no perecederos. Esto se empezó a entregar quincenalmente, y comenzamos a fines de marzo. En este caso hablamos de 20 mil beneficiarios, con un gasto aproximado de 40 millones de pesos, en forma quincenal”, precisó.
“Desde que comenzó la pandemia hemos gastado 240 millones de pesos, a razón de 80 millones mensuales, tanto para la gente de Desarrollo Humano como para los chicos que asistían a comedores y pasaron a ser parte de un mismo universo”, sostuvo.
Compras locales
El funcionario destacó la prioridad que se le dio a los proveedores locales, que “entregan en el lugar indicado y los servidores públicos de Desarrollo Humano, Producción, Obras Públicas y de todos los ministerios, arman los bolsones y con la ayuda de las fuerzas de seguridad salen a repartir casa por casa”.
“Estos alimentos se compran en el mercado local y hemos logrado una buena participación de proveedores. No le compramos a un solo proveedor sino a una gran parte de los locales. Nos regimos por los precios máximos publicados por la nación, y de esos precios máximos estamos entre un 25 y un 30% abajo. La optimización del gasto fue muy positiva y esto implicó un trabajo con los proveedores, porque no es lo mismo el precio unitario que la compra en cantidad. Esto nos permitió conseguir muy buenos precios”, aseguró.
Respecto de los pagos, dijo que “venimos bastante bien dentro de las posibilidades que tenemos. La disminución de los recursos nacionales y provinciales fue bastante fuerte. Estamos dentro del promedio razonable de los 30 días. De acá a futuro hay un reinicio de clases planteado para agosto, y vamos a empezar a trabajar para agosto y septiembre, separando lo que es Desarrollo Humano de Educación. En julio los módulos alimentarios de los chicos de Educación ya empiezan a ser distintos y más cercanos a los que eran antes, y lo mismo ocurre con los módulos de Desarrollo Humano”, informó.
“Esto es independiente de la gente que recibe el subsidio del gas, que es otro padrón, y hay gente que recibe este subsidio más el módulo. El área de subsidio de gas está dentro de la Secretaría de Hacienda”, aclaró Zapata.
Más del doble
Comparando los números previos a la pandemia, indicó que “los chicos que recibían módulos alimentarios en el receso de verano eran 3 mil y ya tenemos una proyección de los que van a ser ahora, y son más o menos 6.400 en la provincia. Esto se debe al aumento de la vulnerabilidad social, porque antes había chicos que asistían a comedores pero no necesitaban el módulo en su casa, pero por la situación económica de la familia ahora lo necesitan y tenemos que garantizar que los chicos coman. También compramos la comida para la escuela de cadetes de la Policía y durante la pandemia se les siguió dando de comer de lunes a lunes”, apuntó.
A partir del reinicio de clases, “con la gente de Educación estamos analizando distribuir los módulos en las escuelas donde asisten los chicos, para que puedan ir a retirarlos los padres. Hasta ahora participaban servidores públicos de los distintos ministerios pero esa gente tiene que volver a sus reparticiones, porque venimos saliendo de la pandemia. Obras Públicas ya tiene una proyección más que importante y hay mucha gente que no va a poder estar abocada a colaborar con la entrega de módulos, porque tienen que realizar sus tareas propias”, observó.
“La gente de Desarrollo Humano recibe muchos pedidos por Whatsapp y tienen un registro con qué chofer y qué día le llevaron el módulo a cada familia. Es un control muy importante y lo que uno gestiona va a la gente”, manifestó.
“Hay un porcentaje de los 20 mil beneficiarios de módulos que la gente de Desarrollo los denomina ‘demanda espontánea’, y es gente que no está en un padrón pero recurre a la asistencia porque la necesita para comer. El costo de un bolsón aproximadamente es de 3 mil pesos, entre la carne, el pollo, las bolsas de frutas y verduras, el pan y los no perecederos. El contenido a veces varía, si dentro de la quincena alguno de los proveedores no consigue un producto. En ese caso lo suplimos por otro similar. Nosotros nos tomamos el trabajo de analizarlo con una nutricionista, porque la gente pedía grasa para hacer tortas fritas, por ejemplo, y nutricionalmente no es recomendable la grasa. El pan saludable está hecho con salvado de trigo y tiene sésamo blanco. Es lo que se da en las meriendas y los desayunos en las escuelas. Es una especie de pan de campo de medio kilo aproximadamente. Para la carne buscamos un corte chico y estamos entregando colita de cuadril envasada al vacío y congelada. Todos son proveedores locales porque comprar es también dar trabajo”, subrayó.
Autoabastecimiento de alimentos
Resta un largo camino para el autoabastecimiento de alimentos, pero se analiza incorporar a los productores locales: “Antes de la pandemia habíamos comenzado a tener reuniones con el Ministerio de Producción, porque había muchos productores locales interesados en participar. Nosotros estamos interesados en agregar producción local de hortalizas. Estuvimos en contacto con gente que tiene hongos y se podrían incorporar, pero todas estas cosas quedaron truncadas porque no pudimos avanzar por la pandemia, pero lo ideal es aprovechar la producción local. El mismo planteo tenemos para los productores de porcinos y estamos viendo cómo los incorporamos paulatinamente. También tenemos que ver qué proyección de producción hay para saber cuánto vamos a poder consumir. Este es un desafío para más adelante”, expresó.
Procesos más ágiles
En cuanto a cómo recibió el área, dijo que “hasta la gestión anterior había una Secretaría de Contrataciones y la ley 1.015 habla de la oficina provincial de contrataciones, y una de las funciones principales que nos da la ley es la de ser el órgano rector de todas las contrataciones. Esto implica regular los procedimientos de compras y contrataciones. Le dimos celeridad a esos procesos, sin quitarle transparencia, haciendo eficiente el gasto público. Nosotros no compramos ni lo más barato ni lo más caro, sino lo más eficiente y conveniente. Muchos proveedores no querían trabajar con la gestión provincial, y en el tema de comedores escolares había una deuda con los proveedores de entre 30 y 50 millones. Nos comprometimos a mejorar los procedimientos y hace un mes sacamos un instructivo con un tutorial para que la gente de planta lo pueda ver, porque tienen que ser rápidos”, remarcó.
Con respecto al equipamiento recibido, dijo que “era normal, con deficiencias por el paso del tiempo. El expediente electrónico es una decisión que tomó la gestión y se implementó como único sistema a partir del 1° de enero. No se siguió tramitando vía papel. Fue una de las mejores decisiones que se tomaron, porque durante la pandemia se pudo gestionar con menos gente y con muchos haciendo teletrabajo desde sus casas. Los proveedores pudieron cotizar por correo electrónico y recibían por correo electrónico la orden de compra. Esto hubiera sido imposible sin este sistema. En la oficina encontré muchas cajas de resmas, porque era el consumo habitual, y ya no las tenemos más. Se las fuimos dando a las áreas que necesitaban resmas y no usamos más papel. Todavía siguen quedando expedientes en papel hasta fines de 2019 y se van pagando. El expediente electrónico está implementado en todas las áreas de la administración central, pero no en todos los entes descentralizados y se está trabajando en eso”.
“Además tenemos un fondo de emergencia sanitaria, mediante el cual se compraron barbijos, tapabocas, alcohol en gel, alcohol líquido, y esto también lo gestionamos por el sistema de expediente electrónico. En este caso la gran mayoría de las cosas se trajeron de Buenos Aires. Lo que es ropa de trabajo, guantes descartables, se compraron a comerciantes locales”, indicó.
“También gestionamos la compra de los paneles de cabecera para las camas del Cochocho Vargas y el sistema para llevar oxígeno. En eso gastamos entre 2 y 3 millones de pesos. Lo trabajamos en conjunto con Obras Públicas y se trajo de Buenos Aires”, concluyó el funcionario.
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